jueves, 13 de marzo de 2008

Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas,
lo mismo que un árbol en tiempos de otoño se queda sin hojas.
Al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas,
esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón.
Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida,
y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.
Demorate aquí, en la luz mayor de este mediodía,
donde encontrarás con el pan al sol la mesa servida.
Por eso muchacho no partas ahora soñando el regreso,
que el amor es simple, y a las cosas simples las devora el tiempo.

1 comentario:

Juliana dijo...

el amor es simple,y a lo simple lo devora el tiempo...
el amor es sencillo...no hay nada que llene tanto el alma como las cosas sencillas y absolutamente inigualables, por que asi son...como también, la naturaleza...y sus fenómenos, solo hay que saber apreciarlos...si se aprecia..entonces...el tiempo no lo devora, por que iríamos a la par del mismo.
Un beso, me gusta este blog!